Última tarde de la Feria de Antequera reservada para la corrida de rejones y, como viene siendo habitual en las plazas donde actúa Léa Vicens, se registró una gran entrada en el coso antequerano, más de tres cuartos.
Lote de la ganadería Pallarés el que le tocara a la rejoneadora francesa, que lidiaría a los toros «Niño» y «Gallardo», ambos cuatreños con buen comportamiento que colaboraron en las faenas de la nimeña.
Léa paró a su primero con Cleopatra de salida y pronto calentaría a los tendidos con la clase y raza que atesora la rejoneadora. A lomos de Diamante y ejecutando 3 espectaculares quiebros, la plaza se convirtió en un potosí. Continuó la faena cociendo a su oponente al estribo de Diluvio y ejecutó una banderilla corta con un corcel nuevo en la cuadra, Douro. Los trofeos se perdieron en la suerte suprema al pinchar en tres ocasiones con el rejón de muerte, pero la afición quiso reconocer el mérito de la faena ofreciendo una calurosa ovación a Léa.
En su segundo, Léa optó por sacar a Guitarra para recibir al quinto de la tarde, parando al toro en un palmo de terreno. En banderillas, la rejoneadora puso toda la carne en el asador con la estrella de su cuadra, Bético, que supo templar a la perfección al de Pallarés. Continuó la lidia con Fermín, manteniendo al público metido en la faena con el estilo que la nimeña atesora. Con el rejón de muerte, Léa ejecutó un pinchazo y rejonazo que le sirvió para pasaportar a su rival. La presidencia le otorgó una oreja, pero los tendidos se tiñeron de blanco en la petición de un segundo trofeo que, finalmente, no se concedió.
Dos grandes faenas en Antequera que bien pudieron acabar con la salida a hombros en Antequera en la que, hasta ahora, ha sido una tarde muy redonda de Léa.