Mundotoro
Su debut en Madrid fue muy importante, aunque el presidente le impidió hacer historia, porque hubiera sido la primera rejoneadora en abrir la puerta grande de Las Ventas. ¡Chapeau, Lea!
Se escuchó otra vez el rugido del Leopardo en Las Ventas. Sonoro, bronco y apabullante. Como su toreo. Y así volvía a abrir por segunda vez consecutiva la Puerta Grande este San Isidro. Dos orejas que pudieron ser tres de no marrar con el rejón de muerte. Cumbre la faena al quinto, como ese toro de Bohórquez. Pero no estaba solo el felino: una pantera se movió con arrogancia entre la selva del Leopardo. Y en su debut entre la jungla. Si dio un toque en el toro de su confirmación, dando una vuelta al ruedo, más importante fue su actuación en el manso sexto al inventarse una faena inverosímíl. Como la actitud del presidente, que le impidió hacer historia, porque hubiera sido la primera rejoneadora en abrir la puerta grande de Las Ventas. Tiempo tendrá…
Importantísima también fue la actuación de Lea Vicens frente al sexto, un toro manso y aplomado frente al que se inventó una faena que nadie intuía. Se impuso frente al manso en una labor de esfuerzo para la que el público le pidió con mucha fuerza las dos orejas, aunque el palco se cerró en banda negándole la segunda. Gran injusticia, porque hubiera sido la primera rejoneadora en cruzar el umbral de la Puerta Grande de Madrid. Abrió plaza un buen toro de Fermín Bohórquez al que la francesa toreó con mucho temple en una labor ligada y en la que hubo buena lidia. Aunque hubo algún desajuste al clavar, los mejores momentos llegaron con Bético en una labor que remató de rejón trasero. Hubo petición de oreja pero el presidente optó por no concederla. Y Lea dio una vuelta al ruedo.
Importante de verdad y una gran faena fue la que Leonardo le firmó al quinto, un buen ejemplar al que pinchó en dos ocasiones y por eso el premio quedo reducido a una oreja. Fue una faena de dos orejas, muy vibrante y emocionante en todo momento, en la que los mejores instantes llegaron con el albino Sol y a lomos de Xarope. Leonardo conseguía así abrir de nuevo la Puerta Grande por segunda vez consecutiva este San Isidro. Antes ya había cortado otro trofeo del tercero, un toro sin empuje al que se impuso con arrestos. Mucho temple y suavidad hubo con Amatista y Despacio, con los que la plaza de Madrid vibró. Remató con un rejonazo contrario y fue premiado con una oreja.
El segundo resultó manejable aunque la faltó fuelle. Hermoso de Mendoza lo cuajó en las cercanías especialmente a lomos de Beluga y también clavó un gran par a dos manos con Pirata. Sin embargo, no estuvo acertado en el rejón de muerte. Mucho mérito tuvo Pablo Hermoso frente al cuarto, un geniudo y violento astado que embestía defendiéndose y tirando cornadas a las cabalgaduras. Expuso mucho el navarro con Donatelli en momentos muy emocionantes y de riesgo. También hubo emoción en las buenas banderillas cortas que dejó con Pirata. Pero de nuevo falló con el rejón final y perdió una merecida oreja quedando todo en una ovación con saludos
Foto: Julián López