El primero de los grandes compromisos franceses, la feria de Pascua de Arles, se saldó con un importante triunfo para Léa Vicens, que mostró su cara más seria y poderosa, pues los toros de Murube no se lo pusieron fácil a una rejoneadora que cada vez demuestra mayores argumentos en la cara del toro, fruto de una evolución constante. Algo que, precisamente, se evidenció en su primera actuación, con el tercero de la tarde, un toro con mucha violencia de salida y que, aunque tuvo alegría, acometió por arreones hasta que se vino abajo y terminó parado, pero que puso a prueba la capacidad de la amazona francesa y su cuadra. Un examen que Léa aprobó con alta nota, pues no fue fácil parar el ímpetu del toro en el turno de “Bach”, con el que clavó tres rejones, siendo el último de ellos realmente espectacular, tanto por la preparación y ejecución de la suerte, como por la perfecta colocación y la limpieza del conjunto, algo realmente complicado, pues el ejemplar de Murube cortaba mucho terreno a los caballos y embistió siempre con la cara alta. Por eso cobraron importancia esos elásticos quiebros a lomos de “Gacela”, para clavar arriba con dominio y sobriedad, pero con mucha transmisión a los tendidos. También tuvo mérito la forma de atacar a pitón contrario de “Bético”, que esta vez no pudo lucirse en los galopes de costado, pues la ausencia de ritmo en las acometidas del astado no las hizo aptas para ello, pero sí que supo adornar sus salidas con ceñidas piruetas. Aún cuando el toro se paró, la intensidad de la labor de Vicens no decayó, pues si no atacaba el toro lo hacía ella con el valiente “Desafío”, que llegó muy cerca de los pitones para agotar las últimas arrancadas y permitir a su jinete dejar dos rosas en el morrillo antes de clavar un rejón corto pero efectivo al segundo intento, que le permitió cortar un merecido trofeo.
Pero si con el primero de su lote tuvo que esforzarse, con el otro la apuesta fue de todo o nada, pues ese sexto fue el de menos opciones de la corrida. Violento al inicio y parado y a la defensiva después, el toro vendió cara su muerte, pero la nimeña sacó toda su capacidad para sobreponerse a las dificultades planteadas, con total solvencia y sin perder la elegancia y el clasicismo que caracteriza su equitación. Ni siquiera ese percance inicial, en el que el toro empujó a su yegua “Guitarra” en un violento arreón sin consecuencias, hizo perder el norte de una buena lidia, siempre sacando el mejor provecho de las escasas condiciones de su rival. Por eso ese primer tercio, con dos soberbios rejones, fue clave para que el toro obedeciera con franqueza en los tres vibrantes quiebros que Léa realizó con “Gacela”, en los que atacó muy de frente y pisó terrenos de mucho compromiso, clavando arriba y saliendo muy redonda de una suerte realmente emocionante. Pero justo cuando parecía que el toro estaba respondiendo al buen hacer del binomio, el murube se rajó y no siguió los galopes de costado de “Bético” tras las expresivas batidas en la cara. Por eso, y con buen criterio, la rejoneadora decidió sacar a escena a “Jazmín”, un negro de pura raza española que se presentaba en Francia y que arrancó las ovaciones del público por la forma de llegar a la cara del toro con un garboso tierra a tierra en los palos cortos, que sirvieron para preparar, ya con “Espontáneo”, el fulminante rejonazo con el que despenó al toro y que dio paso a una nueva oreja, la que le abría la puerta grande, mientras el público siguió pidiendo con fuerza el segundo trofeo y despidió a Léa con una sonora ovación mientras se marchaba a hombros por la puerta grande del Anfiteatro de Arles.
Otros caballos desplazados: “Bazuka”.
FICHA DEL FESTEJO
Lunes 6 de marzo.
Plaza de toros de Arles. Matinal. Más de tres cuartos de plaza en mañana agradable y soleada.
6 Toros de Murube, de buena presentación y juego noble en términos generales.
Rui Fernandes: Oreja y ovación.
Andy Cartagena: Dos orejas y dos orejas.
Léa Vicens: Oreja y oreja.