El segundo, bien hecho, hondo y muy en Murube, salió muy frío y sólo se calentó para saltar al callejón. Siempre algo distraído, acudió sin embargo a todos los cites de Lea Vicens que, una vez más, enardeció al público de Bayona, que ha hecho suyo. Cualquier día la pasearán bajo palio por todas las calles de la ciudad, pero de momento no, por haber demorado con el descabello. Palmas.
Aunque sí humillaba en los capotes, el quinto fue un toro desentendido, parado y deslucido. No ofreció casi ninguna embestida aprovechable a Lea Vicens, que tiró de ofició y recursos para agradecer el apoyo incondicional de sus fans. Se montó literalmente encima del toro, echando el pecho de su caballo encima del astado. Pero el de Romao Tenorio se amorcilló, enfriando el ambiente. Palmas a Lea y pitos al toro.
El sobrero de regalo de San Pelayo fue pronto y tuvo muy buen son. Lea ofreció un tercio de banderillas brillante a lomos de Bético y Aladín. Invitó a los forcados a que realizaran la pega y se negaron, recibiendo una bronca. La amazona sacó a Fermín para las cortas y las clavó en un palmo de terreno. El rejón cayó bajo, luego pinchó, remató de un golpe de descabello y el triunfo se esfumó, pero no el cariño del público, que pidió la oreja con fuerza y el presidente la concedió. Hubo palmas en el arrastre para el de San Pelayo.
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También expuso en su tarde Lea Vicens, que no tuvo suerte con un primero mansurrón que quería olivo todo el rato y con un quinto parado. Fue todo exposición sin premio y sin suerte con el acero. No obstante, sí tocó pelo con el toro de regalo, un animal de San Pelayo en el que siguió ofreciendo a los suyos todo su repertorio, dejando momentos de mucho valor.
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