Léa Vicens volvía a León tras cortar un rabo la pasada temporada. La predisposición de la rejoneadora era más que patente previo a pisar el albero del coso leonés.
Salió por la puerta de toriles el tercero de la tarde, primero de su lote, ante el que Léa estuvo muy dispuesta y que terminó saludando una ovación tras una faena de poderle al animal.
Más complicada fue la faena al sexto y último toro de la tarde. Un soso animal con el que la rejoneadora francesa expuso en todo momento sin recibir una mínima suerte a cambio.