Léa Vicens fue la sensación de la noche en San Sebastián de los Reyes. Su actuación con el sexto así lo confirma y estaríamos hablando de una nueva Puerta Grande de no ser por la desatención del palco presidencial a la muy fuerte petición de la segunda oreja en el cierraplaza.

La rejoneadora francesa tuvo que hacer frente al peor lote de la noche. Un primer toro, tercero de la tarde, de Ángel Sánchez que fue a menos, con arreones y parándose al final de la lidia. Tuvo que hacer uso del descabello para pasaportar a su rival y la afición reconoció la entrega de Léa con una ovación.

El sexto de la noche tampoco facilitó las cosas a la rejoneadora. Un animal muy peligroso, muy violento y con embestidas combando ritmo con la cara arriba. Léa tuvo que sobreponerse al complejo comportamiento del animal con la experiencia que atesora y finalizó con un rejonazo sin puntilla a lomos de Greco, aunque el astado tardó en caer. El presidente le concedió una oreja por la labor en el ruedo, pero hizo oídos sordos a la gran pañolada de la afición en petición de la segunda.

Así lo narra y corrobora Aplausos:

«Y Lea Vicens fue la sensación de la noche y de no fallar con el descabello en su primero le habría cortado las orejas. Estuvo espectacular en el sexto, del que cortó la oreja».

Aplausos